El Consejo de Ministros ha aprobado la creación del Observatorio de la Salud y el Cambio Climático (OSCC) con el fin de crear una cultura de autoprotección, especialmente entre las personas más vulnerables, ante los fenómenos meteorológicos -como las olas de calor- y la efectos de los mismos en la salud pública y en el Sistema Nacional de Salud.
El Observatorio de Salud y Cambio Climático (OSCC) tendrá a su cargo tres objetivos principales: definir los riesgos para la salud de las personas asociados al cambio climático, crear un sistema integrado de alertas y alertas de amenazas para la salud derivadas del clima y promover una cultura de autodeterminación. -protección en la sociedad, especialmente en los grupos más vulnerables.
El Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Riberaha asegurado a EFE que la OSCC “reforzará y mejorará los sistemas de alerta temprana” para que todas las personas puedan estar preparadas ante el impacto de los fenómenos meteorológicos extremos, que “cada vez son más difíciles de gestionar”.
“Es importante preparar y desarrollar capacidades con el involucramiento de las instituciones, para que estas olas de calor cada vez más recurrentes no cobren nuevas vidas”, porque en realidad, “el cambio climático mata”, como nos dicen. recuerdan los científicos, señaló Ribera.
El Observatorio cuenta con el apoyo de tres ministerios: Ciencia, aporta conocimiento e investigación desde centros públicos y privados; Salud, sus indicadores permitirán generar información válida sobre las condiciones de salud; Medio Ambiente, prevé políticas climáticas e incorporación al Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC).
Para la vicepresidenta, este organismo aumentará la capacidad de difusión a los ciudadanos, “muy importante” cuando se produzca una ola de calor, aunque ha destacado que Europa, por ejemplo, es probablemente el continente más seguro desde el punto de vista de la capacidad de responder a los fenómenos meteorológicos extremos, como el calor y el frío extremos.
Lamentó que la semana pasada hubo 3 días en los que se marcaron récords máximos de forma consecutiva a escala mundial y hoy se siguen batiendo todos los récords de temperatura en el Océano Atlántico, datos que, a su juicio, muestran hasta qué punto en nuestro día a día día vivimos en una “normalidad diferente”.
Ha optado por renunciar a esa “normalidad” atípica que pone en riesgo la calidad del suelo, por la capacidad de asegurar alimentos y agua, luchar contra la desertificación y por la reducción de emisiones, “una de las acciones que mejor podemos hacer, porque aún, y durante mucho tiempo sufriremos los efectos del cambio climático”.
En este punto, la ministra, número dos de Madrid en las próximas elecciones del 23J, ha expresado su preocupación por la existencia de partidos negacionistas del cambio climático en el panorama político español.
Me parece “irresponsable” adoptar esa posición, ha incidido Ribera, para señalar que lo peor que se puede hacer ante un peligro es “negarlo o ignorarlo” y ha recordado que el cambio climático es un gran amenaza para las personas y los ecosistemas, sino también para la estabilidad económica y el progreso de los sectores económicos.
Por eso -prosiguió- cuando el Foro Económico Mundial, el Banco Mundial y las instituciones multilaterales demuestran que el cambio climático es una de las grandes amenazas a la estabilidad económica mundial, hay que tomarlo en serio.
“Algunos partidos niegan su existencia por demagogia al respecto o prefieren mirar para otro lado porque les molesta, pero lo peor que podemos hacer es evitar el debate”, concluyó el ministro.
El cambio climático afecta la salud
Según el documento ‘Informes, Estudios e Investigaciones 2013’, del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, en el marco de las funciones asignadas al Observatorio de Salud y Cambio Climático, el cambio climático puede afectar a la salud de forma directa o indirecta.
Señala que los cambios de temperatura, las precipitaciones y los fenómenos meteorológicos extremos tienen una influencia directa, mientras que indirectamente incluyen la transmisión de enfermedades, la disponibilidad de agua y alimentos, y la calidad del aire, lo que provoca enfermedades cardiorrespiratorias.
En 2022, en Europa más de 61.000 personas fallecieron prematuramente por el calor, según un estudio publicado por Nature Medicine, coincidiendo con la primera ola de calor de ese año en España.
Según estos datos, 11.324 personas fallecieron en España el año pasado a causa del calor, el país con más muertos solo por detrás de Italia (18.010), en un año en el que se registraron récords de temperatura en toda Europa, pero que afectó principalmente al sur. del continente
Sin embargo, el estudio del Ministerio de Sanidad indica que se estima que en Europa habrá un aumento de la mortalidad de entre un 1 y un 4 por ciento por cada grado de aumento de la temperatura, lo que se traduce en un incremento de más de 30.000 muertos al año en la década de 2030 y entre 50.000 y 110.000 para la década de 2080.