En eso Día Internacional del TDAH13 de julio, de la mano de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM) y la Universitat Oberta de Catalunya (UOC)analizamos este trastorno y los mitos que giran en torno a él y perjudican a los afectados.
El TDAH es crónico y tiene una mayor prevalencia en la infancia.
El catedrático de Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, paula moralesafirma que aunque las causas de la aparición del TDAH son tanto ambientales como genéticas y epigenéticas, es la segunda la que tiene un peso muy elevado: en torno al 80%.
En cuanto a los factores ambientales, señala aquellos que ocurren durante el embarazo, parto o etapas tempranas de la vida, tales como exposición a tóxicos ambientales, consumo de alcohol o tabaco, déficits nutricionales, trastornos metabólicos, bajo peso al nacer, prematuridad, sufrimiento fetal o neonatal por a la falta de oxígeno, entre otros.
si existe
Sobre los mitos que existen en torno al TDAH, la experta destaca algunos. Entre ellas, que este trastorno no exista.
En este sentido, destaca que tener dificultades de atención o “estar movido o movida” no tiene por qué significar que el TDAH esté detrás.
Y sostiene que en muchas ocasiones estas características pueden aparecer a lo largo de la infancia, como parte del desarrollo normal. Además, las dificultades de atención o la inquietud pueden estar relacionadas con otros problemas cognitivos o emocionales, entre otros.
En este punto, el experto señala que el TDAH, por su parte, es un trastorno neurobiológico crónico que se inicia en la infancia y presenta distintos niveles de gravedad. Asimismo, incide en el desarrollo de la persona en los diferentes entornos en los que se desenvuelve.
Estas manifestaciones, según el experto de la UOC, “no pueden explicarse por otras condiciones o trastornos”. Y aunque existe una gran heterogeneidad dentro del TDAH, “se ha encontrado una base neurológica común en las personas que lo padecen con presencia de diferencias estructurales y madurativas” en el cerebro.
De esta forma, destaca que “hace muchos años” no se debe discutir si existe o no este trastorno, sino cómo avanzar en el diagnóstico e intervención para dejar de lado “los prejuicios y etiquetas que perjudican a la persona y su entorno: ‘ es muy vago’, ‘no lo hace porque no quiere’, y un largo etcétera”.
las clasificaciones
El miembro de la SEPSM y médico psiquiatra del Hospital Maudsley de londres, Gonzalo Salazar, explica a EFEsalud que para diagnosticar el TDAH el paciente debe cumplir una serie de requisitos, ya sea niño o adolescente o adulto. Existen dos clasificaciones relacionadas con la concentración y la atención, por un lado, y la hiperactividad e impulsividad, por otro.
En el primer caso, el de la concentración y la atención, la lista de síntomas es la siguiente, según el psiquiatra:
- A menudo no presta suficiente atención a los detalles.
- Comete errores por descuido en las tareas.
- Tiene dificultad para mantener la atención.
- Parece no escuchar cuando se le habla directamente.
- A menudo no sigue las instrucciones y no completa las tareas.
- A menudo tiene dificultad para organizar las tareas de la actividad.
- A menudo evita, le disgusta o se resiste a participar en tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido.
- A menudo pierde objetos.
- A menudo muestra abandono de las actividades diarias.
En cuanto a la hiperactividad e impulsividad, existen los siguientes signos:
- A menudo mueve excesivamente las manos o los pies.
- A menudo abandona su asiento en clase o en situaciones en las que tiene que sentarse.
- A menudo corre o salta, especialmente en situaciones inapropiadas.
- A menudo tiene dificultad para jugar o participar tranquilamente en actividades de ocio.
- A menudo siempre está funcionando, como si tuviera un motor.
- A menudo hablan en exceso.
- A menudo precipita respuestas.
- A menudo tiene dificultad para mantener el turno.
- A menudo interrumpe y no escucha.
“Hay 9 síntomas en cada uno de los dos dominios y clásicamente se deben cumplir 6 de los 9 criterios y ahora, recientemente, en adultos con 5 es suficiente”, matiza Salazar.
También afecta en la edad adulta.
Por eso también es un mito sobre el TDAH pensar que no afecta a los adultos.
El profesor de la UOC destaca que este trastorno es una condición crónica del neurodesarrollo y que, aunque la hiperactividad tiende a disminuir con los años, “la desatención y la impulsividad persisten en adolescentes y adultos”.

Y es que los síntomas se pueden ir reduciendo con el tiempo pero en la edad adulta se mantiene en el 50% de los casos, según la Federación Española de Asociaciones Asistenciales de Déficit de Atención e Hiperactividad (Feaadah)
La UOC hace referencia a los datos del Estudio Prevalencia y Características Epidemiológicas del TDAH en Niños en Edad Preescolar y Escolar (Prevalencia y características epidemiológicas del TDAH en niños en edad preescolar y escolar) realizado en la provincia de Tarragona (España), en el que ha participado Morales.
El trabajo indica que en cada aula de Primaria hay al menos dos alumnos y uno de Educación Infantil con necesidades específicas derivadas de esta condición.
“Y estos alumnos seguirán necesitando apoyo en etapas educativas posteriores, tanto obligatorias como postobligatorias”, indica.
Mitos sobre el tratamiento del TDAH
En cuanto al tratamiento del TDAH, también sobrevuelan mitos.
El psiquiatra de la SEPSM, quien también es profesor de psiquiatría infanto-juvenil en el Kings College de Londres, señala que el tratamiento es multimodal. Al principio se dan recomendaciones psicoeducativas como sentar a los niños en las primeras filas de la clase, no muy cerca de la ventana o la puerta, por ejemplo, para minimizar las distracciones.
También se les dan instrucciones más sencillas para facilitar la organización y las tareas.
Para el experto de la UOC, uno de los componentes más importantes de la intervención es la psicoeducación, que consiste en dar a conocer la condición tanto a la persona afectada como a su entorno para favorecer la comprensión y el apoyo.
Pero hay casos en los que la intervención no es suficiente y es necesario un tratamiento farmacológico.
“Cuando hay repercusión funcional y en la calidad de vida se indica medicación y es bastante frecuente que la recomiende psiquiatría”, argumenta Salazar.
El psiquiatra reconoce que cuando a los niños se les prescribe medicación, en algunos casos la familia siente miedo.
“Hay que explicarles muy bien que el medicamento va a estar monitorizado, y que si hay algún efecto adverso, efectivamente se puede cambiar por otro”, señala.
Tratamiento farmacológico monitorizado
El tratamiento farmacológico de primera elección son los estimulantes. El más conocido es el metilfenidato, que tiene diferentes formulaciones. Los efectos secundarios más comunes son disminución del apetito y problemas para dormir.
Hay otros efectos, que son raros, pero que pueden ser motivo para suspender o cambiar la medicación, son los problemas cardiovasculares, especialmente la subida de la tensión arterial.

El experto de la UOC insiste en que “el medicamento es seguro, con un historial de uso con miles de ensayos farmacológicos” y, siempre bajo la supervisión de un equipo especializado, se ajustará según las necesidades de la persona en cada etapa. de su vida
El psiquiatra del Hospital Maudsley señala que el tratamiento no necesariamente tiene que ser de por vida, porque en muchos casos ya no se cumplen los criterios para ello.
Es bastante común que la hiperactividad y la impulsividad disminuyan con la edad y mejoren, según el experto.
“En el caso de la concentración, no es que esté empeorando, sino que las exigencias van en aumento. Un niño pequeño con el que pueda concentrarse durante 2 minutos, porque tal vez pueda hacer su tarea con un poco de apoyo, pero tal vez en la Universidad es imposible. Entonces al final aumentan las exigencias y en ese sentido también aumenta la necesidad de apoyo y tratamiento”, dice Salazar.
La importancia del diagnóstico precoz
Además de desterrar los mitos sobre el TDAH, cabe destacar la importancia de obtener un diagnóstico precoz.
La Feaadah tiene impacto, según un comunicado de la UOC al respecto.
En este punto, Morales indica que iniciar pronto la intervención significa un mejor pronóstico.
Señala que en la etapa infantil se pueden diagnosticar casos graves en los que el impacto de los síntomas es evidente, como aquellos en los que la hiperactividad e impulsividad es tan intensa que los pequeños pueden vivir situaciones de riesgo o impedir que realicen otra. actividad de forma normal.
En casos leves o moderados, en esta etapa se pueden identificar “sobre todo” síntomas de hiperactividad e impulsividad. “La desatención comenzará a notarse en el tránsito a la educación primaria, cuando la demanda académica y la regulación de la atención sea mayor”, destaca la docente.