Las cárceles son una oportunidad para cuidar la salud mental de los reclusos. Sin embargo, muchos expertos denuncian desigualdades e ineficiencias en el acceso a la atención de salud mental en estos centros
Con el objetivo de analizar cuidado de la salud mental en las cárceles españolas, la Sociedad Española de Psiquiatría Legal (SEPL) y la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria (SESP) han elaborado el ‘Libro Blanco sobre la atención sanitaria a las personas con trastorno mental grave (TMG) en las cárceles de España’.
El informe refleja que en 2023 la atención sanitaria penitenciaria comparte la misma escasez de médicos de atención primaria y psiquiatras que el sistema nacional de salud pública.
El objetivo de este estudio es resaltar los desafíos y necesidades insatisfechos, hacer recomendaciones y proponer soluciones factibles que, desde la perspectiva de expertos, sirvan para mejorar la salud mental de las personas que ingresan en prisión.
Cifras de salud mental en prisiones
Aunque no se conoce con precisión la prevalencia real de personas con TMG en el medio penitenciario español, los datos que aporta el informe estiman al menos que entre 4 y 5 de cada 100 internos tienen un trastorno mental grave.
Las cifras muestran que del total de internos evaluados en consulta psiquiátrica, al menos lla mitad son diagnosticados con un trastorno mental severo.
Además, según la Dra. Joaquín Antón Basanta, presidente de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria, menos de El 70% de las personas internas con un SMI no han tenido ningún seguimiento de su salud mental antes de su ingreso en prisión.
“El ambiente carcelario es una oportunidad para cuidar su salud mental y estabilizar los síntomas de su trastorno”, dice el médico.
La atención especializada en psiquiatría se lleva a cabo en el 95% de las prisiones a través de psiquiatras.
Sin embargo, la mayoría de estos profesionales actuar sólo como interlocutores el tratamiento y seguimiento es responsabilidad exclusiva del médico de la prisión.
El 61% de los centros penitenciarios en los que los servicios públicos brindan atención médica lo hacen de manera parcial, variando de una vez a la semana a una vez al mes.
Basanta lamenta que “en 2020, la ratio de médicos penitenciarios en la Administración Central se situó en 5,2 médicos por cada 1.000 presos”.
“Además, esta ratio tiende a disminuir por la reducción del personal médico por falta de incentivos, el envejecimiento de la plantilla y las jubilaciones sin relevo generacional”, explica el doctor.
Desigualdad en el tratamiento de salud mental de los reclusos
Únicamente tres comunidades autónomas disponen de servicios sanitarios penitenciarios integrados en el sistema sanitario.
Solo Cataluña, el País Vasco y la Comunidad Foral de Navarra han cedido las competencias sanitarias penitenciarias en 2023.
Sin embargo, Andalucía y la Comunidad Valenciana son las Comunidades Autónomas con mayor número de personas con altas necesidades de atención en salud mental en sus centros penitenciarios.
En las Comunidades Autónomas sin competencias sanitarias penitenciarias, la prestación de los servicios sanitarios en los centros penitenciarios depende directamente de la Secretaría General de Instituciones Penitenciariasuna entidad no sanitaria que funciona como sistema de salud paralelo y mal conectado con el sistema de salud regional.
El doctor Alfredo Calcedo-Barba, expresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Legal, afirma que “la administración penitenciaria no es la más idónea para prestar y gestionar la atención sanitaria de las personas en los juzgados”.
Calcedo-Barba señala que esta situación crea diferencias y desigualdades en el tratamiento especializado de salud mental de las personas en prisión.
“Los modelos de Cataluña, Navarra y País Vasco sirven como referencia y experiencia previa para planificar y ajustar las buenas prácticas adoptadas”, subraya el experto.
El informe también analiza en detalle la diferencias internacionales.
Perfil de las personas con TMG en prisiones
Las personas con un SMI que van a prisión son generalmente machos jóvenes (entre 18 y 30 años), sin recursos financieros ni residencia estable y con trastornos psicóticos. Además, suelen ser reincidentes.
Mujer entrar en una prisión con un TMG representan el 7,5% del total del
Personas internas en España.
Durante el ingreso en prisión, es común que su salud mental se deteriore con cuadros de ansiedad, depresión y trastornos relacionados con fobias.
En el caso de menores que ingresen en prisión con una TMG, su Comportamiento conflictivo y su dificultad de adaptación. a la prisión
El informe destaca en particular cómo subgrupos más vulnerables: mujeres, menores extranjeros no acompañados y personas con trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

Altas necesidades de atención de salud mental en las prisiones
Joaquín Antón Basanta y Alfredo Calcedo-Barba coinciden en que los internos tienen altas necesidades de atención en salud mental que los centros penitenciarios ordinarios de las CCAA no son capaces de asumir.
El libro blanco refleja que la mayor parte de las necesidades de atención mental de los presos son asumidas por médicos penitenciarios no especializados en psiquiatría.
Desde el punto de vista psiquiátrico, patología dual (asociar un trastorno mental con un trastorno
por abuso de sustancias) y trastornos psicóticos son los diagnósticos más comunes.” , dice Calcedo-Barba.
Además, el médico explica que el consumo de sustancias dificulta y retrasa el diagnóstico de una patología dual en el ámbito penitenciario. El diagnostico de un desorden psicotico es más complejo y se hace más tarde.
Algunos datos significativos y relevantes del Libro Blanco, presentado por la SEPL y la SESP, son las cifras que demuestran que personas que sufren de esquizofrenia u otras psicosis tienen la el doble de probabilidades de ser encarcelado que los pacientes con otros diagnósticos, y personas con un trastorno psiquiátrico que salen de prisión tienen hasta diez veces más probabilidades de ser encarcelados de nuevo