El verano y las vacaciones nos invitan a dejar de lado la rutina que seguimos en casa. Pero los excesos calóricos, el consumo de alcohol o alimentos ricos en grasas y alimentos exóticos muy picantes pueden pasar factura a nuestra salud digestiva.
Un asador en el Mercado del Puerto de Montevideo (Uruguay). EFE/ Alejandro Prieto
Estas alteraciones en nuestra salud digestiva durante el verano se traducen en problemas gastrointestinales como estreñimiento, diarrea, acidez estomacal, reflujo gastroesofágico o indigestión.
“Para prevenirlos, los alimentos ricos en fibra y las frutas y verduras no deben desaparecer de nuestra dieta, sin renunciar a disfrutar de la gastronomía local. Y tampoco debemos dejar de hacer ejercicio con cierta frecuencia: siempre es posible dar un paseo por la playa o la montaña, nadar o incluso iniciar una nueva actividad deportiva para la que nunca tuvimos tiempo”, aconseja Julio Maset, médico en la empresa farmacéutica Cinfa.
Según la especialista, “si probamos nuevas cocinas, cambiamos el clima y alteramos nuestros horarios de sueño y alimentación, nuestro sistema digestivo puede verse afectado. Además, es posible que viajemos a un país exótico, lo que aumenta las posibilidades de alteraciones digestivas”.
Otra amenaza para nuestra salud digestiva en verano es contraer intoxicaciones alimentarias por comer alimentos en mal estado o agua no potable (y hielo) y sufrir lo que se conoce como diarrea del viajero, un problema que aparece cuando se viaja a países con precarias condiciones higiénicas y que se produce por una bacteria, virus o parásito.
“En la mayoría de los casos no es grave porque, generalmente, el cuerpo acaba acostumbrándose a las nuevas condiciones ambientales, pero puede arruinar nuestras vacaciones”, advierte el Dr. Maset.

Diez consejos para cuidar tu salud digestiva en verano:
Según el Dr. Julio Maset:
- Continúe comiendo muchas frutas y verduras. El estreñimiento es un compañero de viaje habitual, así que en lugar de relajarte con la dieta, intenta consumir más alimentos ricos en fibra como frutas y verduras, a menos que viajes a un país con medidas de higiene dudosas.
- Mantenga horarios de comidas regulares. Contribuye a que la interrupción de las condiciones ambientales y tus rutinas habituales no sean tan bruscas, lo que facilitará la adaptación del sistema digestivo a los cambios.
- Evita las comidas copiosas y el consumo excesivo de grasas.. En verano son habituales las celebraciones y las comidas largas y grasosas. Intenta compensar con una cena ligera. El calor y las comidas al aire libre también son fuente de posibles intoxicaciones alimentarias.
- No abandones la actividad física. Si no es posible continuar con tu ejercicio habitual, intenta practicar el deporte o actividad que te permita la zona en la que estás pasando tus vacaciones: desde un paseo por la playa, correr al aire libre o utilizar el gimnasio del hotel. De esta forma, contribuirás tanto a un mejor tránsito intestinal como a un mejor equilibrio entre aporte y consumo energético y evitarás volver a casa con unos kilos de más.
- Beber mucho líquido. Más que nunca en las vacaciones de verano, recuerda beber al menos dos litros de agua al día para mantener tu cuerpo hidratado. Te ayudará tanto a sobrellevar el calor como a evitar problemas intestinales como el estreñimiento.
- Beba agua embotellada y evite las bebidas con hielo. En destinos exóticos, opta siempre por agua embotellada. Asegúrate de que la botella esté sellada o la abren frente a ti. Café e infusiones se puede beber, ya que se elabora con agua previamente hervida. Los refrescos embotellados también son bebidas recomendadas pero sin cubitos de hielo, ya que estos pueden contener bacterias o virus al estar elaborados con agua del grifo.
- No coma fruta sin pelar en los países en desarrollo. Tampoco ensaladas, verduras y carnes o pescados crudos o poco cocinados. Asimismo, evitar mariscos, mahonesas, cremas y leches o derivados que no ofrezcan las suficientes garantías sanitarias; restringir el consumo de productos de pastelería y helados, porque su conservación puede no ser la adecuada, y procurar no ingerir alimentos de los puestos callejeros, ya que no suelen reunir las garantías suficientes.
- Incluya antidiarreicos y laxantes en su botiquín. Pregunta a tu farmacéutico o médico de cabecera cuáles son los más adecuados para tu viaje. En el caso de que sufras con frecuencia acidez estomacal o enfermedad por reflujo gastroesofágico, toma también antiácidos o tu medicación habitual para este problema.
- No abuses del alcohol. Con el calor y las vacaciones es más probable que bebamos alcohol. Su consumo retrasa la digestión, aumentando la posibilidad de acidez y pesadez, además de ser una fuente de calorías en alto grado.
- Consulta la necesidad de vacunarte si viajas a un país exótico. Entre las vacunas recomendadas para muchos destinos se suele encontrar la hepatitis A o fiebre tifoidea, ambas transmisibles por alimentos o agua, y, según el destino, el cólera. Consulta con el centro de vacunación internacional de tu comunidad autónoma, al menos con un mes de antelación. Algunas vacunas requieren varias dosis o un tiempo de espera suficiente.