Así lo afirmó Frühbeck, codirector del Área de Obesidad de la Clínica Universidad de Navarra, en una entrevista con EFESalud con motivo de la conmemoración del Día Mundial de la Obesidad, el próximo 4 de marzo. El investigador reclama que no se debe estigmatizar esta enfermedad , tampoco se debe señalar a los pacientes con obesidad, quienes, a falta de medicamentos financiados, tienen que pagar de su bolsillo su tratamiento.
Licenciado en Medicina y especialista en Endocrinología y Nutrición, Frühbeck es Catedrático de Nutrición y Bromatología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra; Es directora del Laboratorio de Investigación Metabólica de la Clínica Universidad de Navarra y ha recibido varios premios nacionales e internacionales por su trabajo en el campo de la obesidad.
La obesidad es un problema mundial. Según la Organización Mundial de la Salud, desde 1975 la obesidad casi se ha triplicado en todo el mundo. Con datos de 2016, indica que el 39% de los adultos tiene sobrepeso y el 13% obesidad.
En España, las cifras del Ministerio de Sanidad reflejan, con datos de 2020, que el 16% de la población la padece: el 15,5% de las mujeres y el 16,5% de los hombres. Y en los menores de entre 2 y 17 años la cifra se sitúa en el 10,3%.
Doctor, ¿desde cuándo se considera obesa a una persona?
Es una enfermedad con múltiples implicaciones, el diagnóstico se realiza en base al índice de masa corporal, es decir, nuestro peso en relación con nuestra altura. Establecemos que hay obesidad cuando el índice es superior a 30, valor fijado por la OMS.
Lo que pasa es que ese índice no refleja el exceso de adiposidad, de grasa corporal. Por eso existe otra forma de establecer el diagnóstico de forma más precisa, lo hacemos fijándonos en el porcentaje de grasa corporal, que varía en hombres y mujeres.
Las mujeres tienen un mayor porcentaje de grasa que los hombres y está relacionado con funciones reproductivas. Para los hombres, por encima del 25% de grasa y para las mujeres le sumamos diez, por encima del 35%.
¿Cuál es el protocolo cuando llega una persona con obesidad a la consulta?
Lo primero es no quedarse solo en el diagnóstico de este índice de masa corporal, sabiendo que el exceso de grasa del paciente puede ir acompañado de otras enfermedades asociadas, como trastornos cardiovasculares…
Si tenemos un riesgo cardiometabólico aumentado, tendremos que explorarlo. También, si el paciente obeso es hipertenso, si tiene alteraciones del sueño, diabetes tipo 2, apnea obstructiva del sueño, o si existen otras complicaciones que pueden ser del ámbito psicológico o psicopatológico.
Es muy importante no quedarse con un diagnóstico de obesidad sino ver las repercusiones que está teniendo el sobrepeso y la adiposidad.
En este caso debemos ser muy realistas, no podemos quedarnos en decirles a los pacientes obesos que deben seguir una dieta con tantas calorías y que hagan más ejercicio porque no avanzamos mucho. A través de décadas de investigación, hemos visto que lo primero que tenemos que intentar es identificar los obstáculos o dificultades del paciente que le han llevado a la obesidad.
¿Qué herramientas terapéuticas existen para abordar la obesidad?
Gracias a la investigación sabemos cómo abordarlo con el tratamiento convencional, pero ahora disponemos de diferentes tratamientos según el tipo de obesidad y las complicaciones asociadas. En algunos casos pueden ser farmacológicas -se han desarrollado múltiples fármacos que ahora sabemos que son seguros y efectivos-, existen procedimientos endoscópicos y si el paciente con obesidad es candidato a ello, cirugía bariátrica.
Los abordajes quirúrgicos nos permiten incidir directamente en el sistema gastrointestinal para lograr que el paciente no tenga la sensación de hambre continua. Además, produce cambios hormonales que favorecerán esta pérdida a largo plazo de forma segura.
¿Cuáles son los más indicados?
Siempre tenemos que pensar que cualquier abordaje terapéutico, ya sea farmacológico, ya sea endoscópico, ya sea quirúrgico, debe ir siempre acompañado de cambios en el estilo de vida.
Ha habido una gran revolución en los fármacos con agonistas del receptor GLP1, un tipo de hormona que se produce en el intestino en respuesta a los alimentos. Lo que ha hecho la industria farmacéutica es replicar lo que la cirugía bariátrica produce y es tan eficaz.
Dependiendo del tipo de fármaco existen diferentes presentaciones. Suelen ser inyectables, de uso semanal. Se ha visto que tienen un buen efecto y, sobre todo, son seguros, porque en el tratamiento de la obesidad hemos tenido un historial un tanto desastroso. Aparecieron fármacos que, a largo plazo, podían producir alteraciones en los neurotransmisores, alteraciones del estado de ánimo o aumento del riesgo cardiovascular.
¿Estos medicamentos llegan a todos los que los necesitan? ¿Están financiados por la sanidad pública??
Bueno, este es el gran drama que tenemos las personas que trabajamos en este campo, y sobre todo, los pacientes. Es una de las pocas enfermedades cuyo tratamiento no se financia como si es para la hipertensión o la diabetes tipo 2, que por otro lado muchos de los pacientes que padecen diabetes se debe al exceso de peso.
Estamos tratando de concienciar a nuestros políticos y a todas las personas de la gran estigmatización que se produce con esta enfermedad, no solo se señala al paciente sino que cuando tenemos tratamientos que son efectivos no son subvencionados por el sistema público.
Es paradigmático porque no nos importa dar una pastilla para la hipertensión o la diabetes tipo 2, y sin embargo la obesidad, que es la causa de muchos de estos problemas, no financiamos los medicamentos.
La cirugía bariátrica está cubierta en algunos casos, pero hay una larga lista de espera.
¿Es una enfermedad que afecta más a hombres o mujeres?
Las mujeres solemos tener un mayor porcentaje de grasa corporal y lo que también observamos es que en la mayoría de los casos tenemos más grasa subcutánea, que se encuentra en el glúteo femoral, las cartucheras que solemos decir. Los hombres, por su parte, tienen más un tipo de obesidad visceral, que tripa cervecera.
Se ha demostrado que la grasa visceral tiene un mayor riesgo cardiometabólico. ¿Qué sucedió? Que cuando las mujeres llegamos a la menopausia, este perfil cambia y nuestra distribución de grasa también cambia. Ya no tenemos tanto a nivel subcutáneo que a veces puede incluso ser protector, sino que pasa a formar parte de esa obesidad más visceral, abdominal, que conlleva más riesgo.
En general, puede haber una mayor prevalencia entre los hombres debido a esta grasa visceral, pero vemos que más mujeres tienden a acudir al médico para recibir tratamiento.
¿Cómo se aborda la obesidad en el paciente niño y adolescente?
En los niños estamos viendo una prevalencia muy alta, lo que está dando lugar a esas alteraciones asociadas que comentábamos y que antes no veíamos en edades tan tempranas. Ahora vemos niños con hipertensión o diabetes tipo 2.
El enfoque tiende a ser un poco más conservador, sin embargo, dada la alta prevalencia y el gran problema que tenemos ahora con la obesidad infantil, ya se están realizando tratamientos farmacológicos, se recetan medicamentos para adelgazar y diabetes tipo 2 en niños y adolescentes y , incluso, también se están practicando abordajes tanto endoscópicos como quirúrgicos, pero se reservan para casos específicos.
Recientemente ha coordinado un trabajo publicado en “The Lancet” que analiza los avances en el tratamiento de la obesidad y la necesidad de una medicina personalizada en este campo…
Una de las cosas que analizamos de forma muy detallada es la respuesta a cada una de estas modalidades terapéuticas, que es muy variable. Podemos encontrar que la respuesta tanto a la dieta como al ejercicio y a los fármacos presenta una gran variabilidad en el paciente.
Hay personas que responderán de maravilla a un tipo de abordaje con un fármaco o dieta o cirugía, en cambio habrá otras en las que no se vean efectos tan beneficiosos.
Nuestro reto realmente es poder elegir de forma individual qué paciente con obesidad se va a beneficiar de forma óptima de cada uno de los fármacos, y eso es un reto de investigación porque ahora mismo aún no hemos identificado aquellos biomarcadores que nos permitirán empezar con el paciente. el enfoque que realmente le beneficiará más.

Con motivo del Día Mundial, ¿cuáles son sus demandas?
Tenemos varios y los hemos estado tratando en la entrevista. Una de ellas es que la obesidad sea vista como una enfermedad, que no se estigmatice al paciente, y también que no se lo estigmatice en cuanto a su tratamiento, es decir, que no lo tenga que pagar de su bolsillo.
Dentro de estas exigencias también está el hecho de que se dedica tiempo a estos pacientes, no puede ser que uno llegue a la consulta y que lo único que te digan es que sigas esta dieta de 1.500 calorías y camines más, porque el pobre paciente se lleva lo que Mejor toda su vida tratando de hacer esas recomendaciones. Tienes que parar, reflexionar, analizar bien dónde está realmente la dificultad, cuáles son los obstáculos.
No podemos pretender que en dos minutos de consulta harás cambios radicales en tu vida porque ninguno de nosotros somos capaces de eso.