sin pelo en la frente, patillas y cejas

Frente, patillas y cejas sin pelo: alopecia frontal fibrosante

“Este tipo de calvicie, muy común en nuestro ámbito sociosanitario, se diagnostica, sobre todo, en mujeres posmenopáusicas, con una edad media de 60 años, aunque también en mujeres más jóvenes y en hombres”, destaca la Dra. Raquel Pérez Mesonero, dermatóloga especialista en tricologia Clínica Imema de Madrid.

“La alopecia fibrosante frontal ofrece un cuadro clínico muy, muy difícil de tratar; más aún cuando las mujeres nos piden que solucionemos este problema cosmético que tanto daña su autoestima y su belleza”, subraya la Dr. Eduardo López Branun cirujano de prestigio europeo y mundial en trasplante capilar.

“Nuestro principal objetivo se centrará en aplicar terapias que frenen o limiten el desarrollo de la alopecia frontal fibrosante (FFA) durante el mayor tiempo posible. Es una lucha constante para evitar la inflamación de los folículos pilosos y, por tanto, la consiguiente cicatrización”.

Aseguran Dr. Pérez Mesonero y Dr. López Bran en entrevista con EFEsalud

¿Por qué la alopecia frontal fibrosante amarga la vida de las mujeres?

Las causas de esta alopecia adquirida primaria, su etiopatonegia, son desconocidas o no concluyentes; razones médicas que aconsejan no establecer recomendaciones claras.

De hecho, el cuadro clínico no fue descrito hasta noviembre de 1994 por el australiano Steven Kossard en el artículo de investigación “Alopecia fibrosante frontal posmenopáusica. Alopecia cicatricial en un patrón de distribución”, publicado en la revista ‘Archivos de Dermatología‘.

Desde entonces, diferentes estudios indican que existen factores genéticos, autoinmunes, hormonales y ambientales que influyen en la aparición y desarrollo del retroceso de la línea frontotemporal, hasta ocho centímetros de pérdida de cabello.

alopecia frontal fibrosante

A nivel genético se han estudiado casos familiares en hombres y en mujeres premenopáusicas, un buen número de ellas con menopausia precoz o sometidas previamente a una histerectomía (extirpación de útero y cuello uterino, incluidos ovarios y trompas de Falopio).

“También podría deberse al factor hormonal, ya que el momento más frecuente de aparición clínica es en la etapa posmenopáusica. Sin embargo, no se conoce el mecanismo exacto por el cual esta alteración hormonal afectaría al folículo piloso”, señala la dermatóloga.

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Otro desencadenante sería nuestro propio sistema inmunológico.

“Las biopsias muestran que el folículo piloso está alterado por la inflamación, siendo destruido por los linfocitos T del sistema inmunológico, células que se forman en la médula ósea”, describe.

Además, los factores ambientales pueden estar involucrados.

“Recientes investigaciones apuntan a la posibilidad del uso frecuente de cosméticos y protectores solares en pacientes afectados por esta alopecia, sin que ello esté fehacientemente probado ni se conozca el mecanismo exacto que la explicaría”, subraya el Dr. Pérez Mesonero.

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¿Cómo se diagnostica la AFF si tenemos en cuenta que alrededor de 150 tipos de alopecia nos amenazan?

El diagnóstico de esta alopecia suele ser clínico, requiriendo una detallada entrevista médica, anamnesis y una minuciosa exploración física y tricoscópica. Y no suele ser necesario realizar una biopsia en casos evidentes.

“Evaluación dermatoscópica y tecnología tricoscópica La última generación también nos permite diagnosticar alopecias incipientes, donde apenas ha habido retracción de la línea de implantación. Estos casos pueden requerir biopsia confirmatoria”, distingue.

Al tratarse de una alopecia primaria, la alopecia frontal fibrosante debe incluir un diagnóstico diferencial con otras alopecias, como la areata, la tracción o el patrón androgenético femenino.

Asimismo, la AFF puede ser concomitante, ya que el paciente puede estar afectado por más de una alopecia.

El síntoma más típico de la alopecia frontal fibrosante se caracteriza por una retracción progresiva de la primera línea de implantación del cabello en la zona frontotemporal y en las patillas, de manera que la frente se vuelve cada vez más ancha.

“En algunos casos esto puede darse exclusivamente en la zona de las patillas, incluso en la zona occipital de la cabeza”, añade.

alopecia frontal fibrosante

La piel afectada por la alopecia frontal fibrosante queda desnuda, cicatrizada, sin vello, más luminosa, sin arrugas y con un aspecto fino y juvenil.

Esta destrucción del cabello en el cuero cabelludo suele estar precedida, varios años antes, por la pérdida del vello de las cejas, la cantidad y densidad de las pestañas y demás vello corporal, en las axilas y el pubis.

El cuadro sintomático suele ir acompañado de picor o escozor en las zonas afectadas del cuero cabelludo, con zonas de eritema o descamación, pudiendo observarse enrojecimiento en las salidas foliculares y pérdida de estos orificios.

Además, existen otros signos sutiles en la piel de estos pacientes que también nos encaminan: la presencia de arrugas en la zona preauricular, depresión de las venas frontales o temporales y textura granulosa de la piel en las sienes.

Completa la Dra. Raquel Pérez Mesonero la dermatóloga y cirujana.

¿Y cuál es el pronóstico para estas mujeres, seguramente nerviosas y asustadas?

“Es determinante que interioricen que, una vez producido el daño definitivo de esta alopecia en el folículo piloso, existe, de momento, la posibilidad de recuperar el cabello perdido por el carácter cicatricial de la patología capilar”, señala. externaliza.

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“Solo podemos retrasar el daño folicular, en el mejor de los casos, y aliviar los síntomas. Sin embargo, no todas estas alopecias fibrosantes progresan a la misma velocidad; algunos permanecen estables durante mucho tiempo sin tratamiento después de un período inicial de actividad patológica”, concluye.

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Terapias para minimizar el daño de la alopecia frontal fibrosante

Sin embargo, lo ideal es poder diagnosticar la AFF en etapas tempranas para minimizar la caída del cabello y tener el menor impacto posible en el paciente, implementando cualquier tratamiento que promueva la resistencia del cabello.

“Pero el éxito es limitado”, prueba la experiencia el doctor Eduardo López Bran, director médico de la Clínica Imema y jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Clínico Universitario San Carlos de la capital española; Aunque como luchador incansable no desiste de su compromiso médico.

Todas las terapias son complementarias entre sí y deben prescribirse tras una valoración individualizada de cada paciente.

El corticosteroidesaplicados tópicamente (champús y cremas), o mediante infiltraciones directas sobre el cuero cabelludo, se intentará reducir la inflamación responsable de la destrucción de los folículos y mejorar los síntomas asociados.

También funciona con la droga. finasterida por vía oral, inhibidor de la enzima 5 alfa reductasa; con inmunomodulador que inhiben la calcineurina, dificultando la acción de los linfocitos T; o usando hidroxicloroquina, un compuesto antiinflamatorio.

Además, se utilizan antiandrógenos, un tratamiento de primera línea para frenar la progresión; él minoxidil para el engrosamiento de pelos suaves y folículos no dañados por completo; el isotretinoína oral, que mejora algunos signos de la piel.

Además, se puede aplicar plasma rico en plaquetas (PRP) y láser de bajo nivello que ayudará a reducir la inflamación, las condiciones de cicatrización de la piel y los síntomas relacionados.

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En casos muy avanzados de alopecia frontal fibrosante se recomienda la micropigmentación de las cejas.

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Doctor López Bran, ¿y qué tan efectivos son los trasplantes de cabello en la alopecia frontal fibrosante?

“La microcirugía capilar es un tema muy controvertido en la alopecia cicatricial porque la calidad de la piel en la que se implantan los injertos no es la óptima y, además, es muy posible que la enfermedad se reactive tras el trasplante, con el consiguiente daño en la misma zona”, afirma.

“Estamos ante un conjunto de circunstancias que no son comparables a las de otros pacientes que padecen, por ejemplo, alopecia androgenética”, completa.

Aún así, las mujeres exigen una solución eficaz al alto impacto cosmético de AFF, por lo que los expertos hacen todo lo que está a su alcance e inteligencia.

“Solo realizamos un trasplante capilar en aquellos casos en los que la evolución de la alopecia se ha detenido o estabilizado; y siempre tras un estudio detallado y una entrevista amable y sincera con la mujer, tras la cual ella debe estar muy pendiente de las expectativas reales de éxito”, plantea.

El cabello trasplantado será cabello sano, extraído de la zona donante o de la nuca del paciente, que no esté afectado por la patología fibrosante. Por otro lado, tanto el cabello implantado como su crecimiento en la zona receptora estarán condicionados por la enfermedad.

“Lo más probable es que con el paso de los años sea necesario realizar un segundo trasplante capilar para consolidar el resultado estético obtenido. Las terapias, todo en uno, ayudan a limitar la caída del vello frontotemporoparietal de nuestros pacientes”, conjuga el doctor Eduardo López Bran, médico lucense de profundas raíces.

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