Si nos hablan del cáncer, una de las últimas zonas en las que pensamos que puede presentarse es probablemente en los ojos o su entorno. Pero el cáncer es así, y es una enfermedad que se puede originar en cualquier parte de nuestro cuerpo cuando las células comienzan a crecer sin control.
Él Dr. Francisco Javier González, especialista del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, de Móstoles, y autor del blog ‘En un abrir y cerrar de ojos’señala en este sentido que, aunque la patología oncológica es rara en esta especialidad, existen algunos tumores malignos que pueden asentarse en el ojo y también en los anexos oculares (párpados, sistema lagrimal…).
De acuerdo a Sociedad Americana del Cáncer, entre los principales signos de cáncer de ojo estaría la apreciación de manchas o motas en la visión; cambios en la visión, como visión borrosa o pérdida repentina de la vista; cambio en el tamaño de la pupila; destellos de luz; o una mancha oscura en el iris que aumenta con el tiempo.
tumores malignos oculares
El Dr. González señala que los tumores también pueden desarrollarse en el propio globo ocular o en la conjuntiva: “El globo ocular tiene tres capas que, de afuera hacia adentro, son la esclerótica, la úvea y la retina. Rodeando la mitad anterior del globo, y en estrecha relación con los párpados, se encuentra la conjuntiva, donde ocasionalmente podemos encontrar carcinomas de células escamosas que, si se comportan de forma invasiva, pueden suponer un grave problema y para los que además de la cirugía se requiere quimioterapia local con colirio tópico”.
El especialista señala que la úvea Es una capa del globo ocular muy vascularizada, por lo que los tumores malignos que se producen en esta estructura son potencialmente peligrosos, ya que tienen una gran tendencia a migrar a otras partes del cuerpo, destacando entre todos los melanoma ocular primario (uveal), “quien se lleva la palma como principal exponente”.
Cabe señalar respecto a este tumor maligno que, a diferencia de los melanomas cutáneos, su diagnóstico es más difícil, ya que se encuentra en una parte del cuerpo oculta a simple vista. Por la misma razón -la rica vascularización de la úvea-, esta estructura ocular es un punto de metástasis relativamente frecuente de otros cánceres del organismo, como el de mama o el de pulmón.
Finalmente, en la capa más interna del ojo, en el retinasus células también pueden volverse malignas, en un tumor conocido como ‘retinoblastoma’.
“Tiene especial mala reputación por presentarse típicamente en la infancia, ya que tiene un carácter genético y hereditario muy fuerte, pero con un tratamiento precoz la supervivencia de este tumor maligno es superior al 90%”, señala el especialista del Hospital Universitario Rey Juan. . carlos
“Por ello, es fundamental un diagnóstico certero y precoz en un estadio lo menos avanzado posible para, además, intentar preservar la visión y la anatomía del ojo afectado”, añade.
Tumores malignos de la órbita
Por otro lado, el Dr. González se refiere a todos aquellos tumores que se pueden desarrollar en la órbita del cráneo o “contenedor del ojo”, los músculos oculares y la grasa periocular que sirve de colchón a este delicado sistema.
“En la órbita también se encuentra una estructura anatómica importante, la glándula lagrimal, que se encuentra en la parte superior y externa (como debajo de la cola de la ceja). De vez en cuando pueden aparecer tumores malignos derivados de la glándula lagrimalque se manifiestan con un crecimiento del mismo que puede ‘empujar’ el ojo hacia afuera, provocando lo que conocemos como ‘proptosis’ o ‘exoftalmos’ (“ojo saltón”), un signo clínico único”, detalla la especialista.
Por otro lado, señala que algunos linfomas que requieren un estudio sistémico por parte de oncohematólogos y que pueden responder al tratamiento con quimioterapia sin necesidad de cirugía.
“Otros tumores que pueden asentarse en la órbita pueden tener un comportamiento menos agresivo, o tener un mejor pronóstico vital, como hemangiomas cavernosos o tumores del nervio óptico (meningiomas o gliomas) que, sin embargo, pueden afectar significativamente a la visión del ojo afectado”, añade este experto.
Tumores malignos de los párpados
Por último, la profesional del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Rey Juan Carlos menciona aquellas formaciones cancerosas que se producen en el piel del párpadoprecisamente “una de las zonas donde los tumores malignos asientan con más frecuencia”.
“Tenemos que tener en cuenta que la piel del párpado está muy expuesta a la radiación solar, que es cancerígena. Además, es una zona del rostro en la que muchas veces nos olvidamos de aplicar cremas solares, y no todo el mundo tiene la costumbre de llevar unas gafas de sol adecuadas”, añade.
A su vez, el Dr. González destaca que el tumor maligno más común de los párpados es Carcinoma de células basalesun tumor cutáneo derivado de la capa basal de la epidermis y con capacidad de invadir localmente un área progresivamente extensa, aunque afortunadamente tiene poca capacidad de metástasis a distancia.
“Suele comportarse como un bulto o úlcera que crece de forma lenta, pero continua, y forma costras que, tras desprenderse, pueden volver a ulcerarse. Es más frecuente en el párpado inferior y en el canto interno, o la zona del llamado ‘lagrimal’”, explica. “El tratamiento es quirúrgico y generalmente tiene un buen pronóstico”.
Otros tumores malignos de los párpados que se comportan de forma más agresiva, pudiendo incluso afectar a la supervivencia del paciente al poder migrar a zonas lejanas, son carcinoma epidermoide o carcinoma de células sebáceas.
Por último, alertar de que en esta zona periocular, a pesar de ser mucho menos frecuente que en otras localizaciones de la piel, la “temida melanoma: Ante un lunar que crece, cambia de color o presenta rasgos asimétricos o bordes irregulares, es recomendable consultar con el oftalmólogo y/o dermatólogo”, advierte la especialista.