Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TA) son un conjunto de trastornos graves de origen multifactorial y que están relacionados con la ingesta de alimentos de origen multifactorial.
En España hay 400.000 casos de personas con esta patología y se prevé que aumente un 15% en los próximos 12 años, según datos de la Fundación Fitá.
Es un trastorno mental que se presenta sobre todo en pacientes jóvenes, ya que representan el 90% de los casos. Sin embargo, existen diferentes tipos que van desde la anorexia nerviosa hasta el trastorno por atracón.
Bulimia y trastorno por atracón, los más desconocidos
los Dra. Marina Díaz Marsá, jefa de Unidad de TCA del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y vicepresidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológicaexplica a EFEsalud que en todos estos trastornos “hay molestias en el trato con la comida”.
“Algunos trastornos tienen esa característica de la delgadez extrema, como las anorexicas restrictivas y las purgas compulsivas, y luego, las bulímicas van de la mano con el sobrepeso. Sin embargo, todos son trastornos alimentarios”, dice el psiquiatra.
“Es cierto -añade- que la anorexia se puede diagnosticar antes por esa pérdida de peso y la bulimia puede pasar más desapercibida, ya que se puede pensar que es obesidad o que en el caso de la bulimia con peso normal no pasa nada. Ahora bien, el sufrimiento de ambos es similar.
Por ello, la experta aclara que “en todas ellas hay un conflicto en el individuo por conocer y tratar de gestionar” y recuerda que, “aunque las restricciones son más visibles por pérdida de peso, descontrol, impulsividad y atracón”. comiendo, hay que tratarlos y acompañarlos igual”.
Además, advierte que estos trastornos “pueden dar lugar a complicaciones hidroelectrolíticas y gástricas que conllevan mucho riesgo y pueden ser causa de muerte”.
La anorexia, el trastorno con mayor mortalidad
Según un estudio realizado en el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitgeen Hospitalet de Llobregat (Barcelona), este tipo de trastorno aparece a edades más tempranas.
El 90% de las personas con trastornos alimentarios son mujeres jóvenes y su enfermedad implica que tienen de 10 a 12 veces más riesgo de morir que una mujer sana.
Entre los diferentes trastornos, la anorexia nerviosa es el trastorno psiquiátrico con mayor tasa de mortalidad directa.
La psiquiatra Marina Díaz Marsá señala que “uno de cada cinco pacientes con anorexia que muere lo hace por suicidio”.
En la anorexia nerviosa, hasta el 20% de las personas tienen intentos de suicidio, especialmente si van acompañados de atracones y conductas de purga. En comparación, los pacientes con bulimia nerviosa generalmente no muestran un aumento en la mortalidad prematura.
Sin embargo, Díaz aclara que “la mortalidad en la bulimia también es superior a la de la población general”.
Estos pacientes presentan un número de intentos de suicidio similar al de los pacientes con anorexia nerviosa, pero estos intentos son menos letales.
Además, la anorexia nerviosa conlleva complicaciones somáticas como: frecuencia cardíaca lenta (bradicardia), hipotensión ortostática, arritmias cardíacas, hipoglucemia, insuficiencia hepática, alteraciones hidroelectrolíticas y hormonales, osteopenia, dilatación gástrica y muerte súbita por diferentes causas.
¿Ocurre lo mismo en los hombres?
En los hombres, estos casos de trastornos alimentarios son mucho menos frecuentes y más difíciles de diagnosticar porque muchos de ellos están asociados a la vigorexia.
El médico señala que estos pacientes “tienen cierta obsesión por tener un cuerpo musculoso y por eso no se identifica tanto el tema de la desnutrición o la obesidad”.
“Cuando una persona tiene una obsesión con el cuerpo de cualquier forma e interrumpe su vida porque deja de hacer las cosas normales o incluso tiene un fracaso escolar o laboral, hay que prestar la misma atención”, aclara la experta.
“Los chicos -añade- se esconden en la vigorexia, pero suelen tener obsesión por la musculatura, consumir productos con alto contenido proteico e hiperactividad a la hora del gimnasio”.
Asimismo, la doctora recuerda que “también hay casos de anorexia, bulimia y trastornos alimentarios compulsivos, aunque son menos frecuentes”.
Flexibilidad y control, mejor que obsesión
En las redes sociales se tiende a intentar consumir alimentos lo más naturales posibles y, en muchos casos, llegando a cierta obsesión.
La doctora Marina Díaz Marsá aclara al respecto que “es bueno buscar alimentos naturales o llevar una dieta equilibrada, pero la obsesión por ello produce una pérdida de salud mental”.
“Cuando algo se vuelve obsesivo, deja de ser saludable. Yo creo que estas campañas bien intencionadas demonizan productos que no tienen porqué ser demonizables. No es tanto el producto, sino la frecuencia con la que comes las cosas”, explica el experto.
El psiquiatra señala que se trata de “ser flexible y ver la frecuencia” y no tanto de la comida en sí.
“Los dulces no son particularmente buenos, pero comer pastel en tu cumpleaños es muy bueno. El pastel no es solo comérselo, sino compartirlo con los amigos, soplar las velas y todo su contenido emocional que es muy positivo para la salud mental”, afirma la doctora.

Las redes sociales, un factor de riesgo
Entre los factores de riesgo para los casos de trastornos alimentarios, las redes sociales son uno de los expertos que más preocupa. Además, el uso de estas plataformas a una edad cada vez más joven ha incrementado los riesgos asociados.
Desde el equipo de psicólogas de la Unidad de TCA de la Clínica López Ibor explican que los jóvenes “están sobreexpuestos a un ideal estético delgado, especialmente las mujeres adolescentes, que representan el 60% de los usuarios de estas redes”.
Por tanto, las mujeres jóvenes son una población con mayor riesgo de padecer este tipo de trastornos.
En estas plataformas es común la crítica al cuerpo, lo que genera progresivamente molestias en el cuerpo.
Además, es común encontrar hashtags dirigidos a la delgadez y la pérdida de peso.
Cuales son las senales de advertencia?
Desde el Clínica López Ibor advertir de los siguientes signos que pueden informar de un posible trastorno alimentario:
- Preocupación excesiva por la comida.
- restricciones alimentarias
- Comer más rápido, machacar los alimentos, cortarlos en porciones pequeñas y separarlos según los grupos de alimentos, comer a escondidas
- Evita las comidas familiares
- Notar la desaparición de los alimentos en el hogar.
- Encuentra comida escondida en diferentes lugares inusuales.
- Ir al baño después de terminar de comer rápidamente
- Marcadas fluctuaciones de peso, uso de laxantes o diuréticos, o amenorrea
- Cambios en el comportamiento o el estado de ánimo
- Aparición de mentiras y comportamiento manipulador.
- Aislamiento social
Soluciones posibles
El equipo de psicólogos y psiquiatras de la Clínica López Ibor cree que “estos problemas se pueden evitar mediante campañas de prevención”.
Los expertos afirman que se debe “informar, tratando de concienciar sobre lo que realmente significa un trastorno alimentario y dando a conocer las implicaciones que tiene en la vida de la persona que lo padece, así como en su entorno social y familiar”.
“Para un buen abordaje de la enfermedad hay que ser muy específico con cada paciente, ya que, a pesar de tener el mismo diagnóstico, cada persona tiene factores predisponentes que hacen que desarrolle su propia DE”, detallan los psicólogos.
Sumado a esto, se debe tener en cuenta la asistencia a las familias, que se da de acuerdo a las necesidades de cada caso, pero siempre se debe tener en cuenta y trabajar en conjunto.
Por su parte, la psiquiatra Marina Díaz recuerda que muchas veces “la obsesión por lo físico la lleva uno mismo porque los vínculos se establecen con la persona y no con su cuerpo”.
“Cuando definimos a alguien que amamos, solemos decir cualidades personales y emocionales, pero muy alejadas de lo físico. La obsesión por el físico la lleva uno mismo”, narra el doctor.
“Los demás están relacionados con el ser y -concluye- eso es lo que debemos tener en cuenta. Al final, las personas son atractivas porque son alegres, simpáticas y nos escuchan, pero no porque tengan una talla u otra”.