La verdad de los superalimentos

Con superalimentos o “superfoods”, como si fueran superhéroes, nos referimos a alimentos e ingredientes que están de moda en muchas cocinas y que parecen tener muchas ventajas nutricionales frente a otros alimentos tradicionales.

Desde un punto de vista nutricional, aquellos que tienen una alta densidad nutricional se conocen como “superalimentos”. Esto significa que hay muchos nutrientes por cada 100 gramos de ingrediente.

Además, se les atribuyen beneficios para la salud como la mejora del sistema inmunitario, la regulación normal del colesterol, beneficios digestivos, mayor rendimiento académico…

No son necesarios ni imprescindibles. Si estamos padeciendo alguna enfermedad, la ingesta de determinados medicamentos con un consumo excesivo de alguno de estos superalimentos puede ser perjudicial para la salud.

Té de kombucha, un superalimento de moda

Es una bebida fermentada muy popular. Se prepara a través de la fermentación del azúcar por la actividad de un grupo de bacterias y levaduras que generan enzimas, ácidos orgánicos y alcohol en bajas cantidades.

La popularidad de esta bebida ha hecho que muchas personas la preparen en casa.

La nutricionista de Nestlé, Noelia López, advierte que si no se hace correctamente con las normas higiénicas, “pueden crecer otros microorganismos que causen problemas digestivos”.

“La kombucha es una bebida ideal para tomar de forma ocasional. Nunca debe sustituir al agua y nunca debe considerarse un producto milagroso”, advierte.

¿Existe una definición legal de estos productos?

No existe una definición legal de lo que es un superalimento, ni qué alimentos pueden incluirse en este grupo. Estas son algunas de las razones que generan confusión entre los consumidores.

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En muchas ocasiones, organismos como la EPSA no han reconocido estas cualidades supuestamente beneficiosas para nuestra salud.

Los superalimentos se han vuelto tan populares en nuestro día a día que existe el peligro de que los consumidores crean que tomándolos solucionan sus problemas o desequilibrios dietéticos.

“Por eso me repito y recuerdo que no hay alimento con propiedades milagrosas o que tenga cualidades mágicas que vayan a cambiar nuestro estado de salud. Eso no existe”, remarca el experto.

alimentación de la cabeza

La nutricionista destaca que “lo más sensato” es llevar una dieta sana, variada y equilibrada, combinada con ejercicio físico como hacer deporte o salir a caminar para tener una mejor calidad de vida.

“Debemos ser críticos para decir la verdad frente a las exageraciones y mentiras, ya que muchas de las declaraciones de propiedades saludables al respecto son desproporcionadas o no tienen una base científica sólida”, agrega López.

La espirulina, un alga azul verdosa, se considera un superalimento. Esto se debe a que es rico en proteínas, ácido camaleónico, vitaminas, etc.

El experto aclara que “esto no es mentira, pero realmente hay que pensar cuánta espirulina se suele tomar”. Aunque tiene un nivel proteico muy alto, solemos tomar pequeñas cantidades de espirulina.

“Al final, un plato de legumbres, una tortilla o un batido ya nos aporta todas las proteínas que podemos necesitar dentro de una dieta variada y equilibrada”, apunta.

Otros casos como el de la quinoa son realmente interesantes porque es rica en proteínas y las porciones consumidas sí que repercuten en nuestra dieta.

Superalimentos, ingredientes con “mucho marketing”

Decir que una zanahoria es un superalimento puede no venderse demasiado bien. Por eso entran con fuerza en los establecimientos alimentos típicos de otras culturas o países menos conocidos en nuestra dieta mediterránea.

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De hecho, algunos de los superalimentos más populares ya son muy habituales en las compras semanales de los españoles, apunta Noelia.

Las personas que suelen tomar estos superalimentos son las más interesadas en comer sano o preocupadas por la relación entre alimentación y salud o las que deciden seguir una dieta “basada en plantas”.

Antiguamente, quienes buscaban un beneficio para la salud de determinados productos acudían a los herbolarios. Hoy esto ha ido cambiando y podemos encontrar superalimentos en cualquier establecimiento porque están al alcance de todos.

¿Son sostenibles?

En cuanto al precio, la disponibilidad es baja, ya que suelen ser productos más caros que los tradicionales.

La gran mayoría de los superalimentos tienen orígenes lejanos y son alimentos típicos de otras culturas, como la quinua, que es originaria de América del Sur.

Esto quiere decir que no es un producto de proximidad, comercios de proximidad o kilómetro 0. Por ello, la nutricionista recomienda que no sean “los protagonistas de nuestra alimentación” para ser más sostenibles.

Hay muchos alimentos como las nueces, las almendras, los huevos o las fresas igual de interesantes nutricionalmente y que están más cerca de nuestros hogares.

El impacto social de los superalimentos

Hay efectos sociales y ambientales de estos superalimentos, como el que provocó la gran demanda de quinua hace unos años.

Hubo exportaciones muy altas en Europa y América del Norte que provocaron un aumento en el precio de este pseudo-cereal.

Por otro lado, provocó que en lugares donde la quinua era un alimento tradicional y básico, tuvieran grandes problemas para acceder a ella.

A nivel medioambiental, las altas demandas de un producto que se está poniendo de moda acaban favoreciendo un tipo de cultivo que también tiene un impacto en la biodiversidad.

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El aguacate o el mango son productos de otros países que han acabado cultivándose en nuestro país, explica Noelia López.

“Son dos cultivos que no son de aquí, pero en España tenemos zonas con un clima casi tropical como Málaga, donde hay una gran producción de estos frutos”, informa.

En conclusión, la nutricionista cree que “no existe una definición exacta de lo que es un superalimento, hay mucho desconocimiento y falta de base científica a la hora de hablar de sus beneficios”.

Por ello, lo mejor es optar por una alimentación sana y variada de productos locales de nuestro entorno para ser más sostenibles.

Quinoa ya procesada y limpia. EFE/IVAN MEJIA

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