¿L@s ginecólog@s practican la violencia obstétrica?

¿Los ginecólogos practican la violencia obstétrica?

“Se considera violencia obstétrica toda acción u omisión dolosa del personal de salud que dañe, lesione o denigre a la mujer durante el embarazo y el parto, así como la negligencia en su actuación médica”, dice la experta en suelo pélvico y calidad de vida de la mujer del Centro. Clínica Gine-3 en Barcelona.

“Por ello, rechazamos rotundamente cualquier ataque velado o grosero a nuestra profesión y al conjunto de personas que en este ámbito sanitario la integramos”, subraya con determinación la Dra. Carmen Sala, a quien avalan sus más de treinta años de experiencia con miles y miles de mujeres.

Violencia obstétrica y violencia de género

En el borrador de la futura reforma de la Ley Orgánica en materia de salud sexual y reproductiva y de interrupción voluntaria del embarazo, se indica que determinadas actuaciones de estos profesionales durante el embarazo o el parto constituirían un delito de violencia de género.

Sin embargo, según declaraciones de la ministra de Igualdad, Irene Montero, las especificidades de la violencia obstétrica en el futura ley del aborto “Están abiertos al debate y las propuestas, pero siempre partiendo de una posición que garantice el enfoque de derechos humanos”.

“Este es un tema complejo. Vamos a hablar con el máximo rigor y respeto por los diferentes puntos de vista con el objetivo fundamental de garantizar, preservar y asegurar la calidad y garantías del trabajo de los profesionales de la salud, cuidando el sistema público”, señaló el ministro a finales de agosto de 2021.

en diferentes documentos La violencia obstétrica es señalada como trato deshumanizadohumillación, agresión verbal, procedimientos médicos coercitivos o no consentidos, pérdida de la capacidad de decisión de la mujer durante el parto, abuso de medicamentos o apropiación del cuerpo de la mujer con pérdida de su autonomía.

Se habla de procedimientos innecesarios, también dolorosos, sin haber consentido, como dar oxitocina o inmovilizar a la mujer cuando se conecta a vigilancia y goteo previo al parto.

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Critican la episiotomías innecesario durante la salida del bebé a través del canal de parto; amniotomías (desgarro deliberado de membranas), roturas del saco placentario y, en ocasiones, separar a la madre del recién nacido sin razón aparente.

“Se dice que la violencia obstétrica existe y que no se puede relegar. Y se dan ejemplos que van desde un comentario grosero hasta acusar a los profesionales de decidir hacer una cesárea en la tarde para no tener que hacerla de madrugada”. explica la Dra. Salón.

Según las conclusiones de un estudio realizado en Chile en 2020, basado en las opiniones de casi 900 mujeres, dos tercios de ellas reportan haber sufrido violencia verbal o física: “79,32% reveló haber sido víctima de violencia obstétrica antes, durante o después entrega.

El objetivo del estudio, respaldado por activistas feministas de Valparaíso, agrupadas en la Colectivo contra la violencia ginecológica y obstétricabusca “contribuir a visibilizar una serie de prácticas que niegan la autonomía de las mujeres, y que pueden terminar alejándonos de una atención en salud oportuna y de calidad, pero también nos permite empezar a pensar en los servicios de ginecología que queremos y merecemos”.

Para el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España “es muy lamentable” que se relacione el concepto de violencia obstétrica del actual Gobierno como una modalidad de violencia de género.

Además, entre otras acciones, en comunicado de prensa del 7 de febrero de 2022, CGCOM lanzó una campaña para destacar buena practica medica durante el proceso de embarazo.

“La entidad médica quiere destacar la gran labor del grupo de ginecólogos, obstetras y anestesistas, así como de cualquier profesional sanitario implicado en el proceso de gestación y parto de una mujer, para evitar la difusión de un concepto ambiguo que afecta a la imagen de los que tienen la responsabilidad de cuidar la salud de todos”, afirmó.

En él, el foco está puesto en las “alarmas sociales innecesarias que contribuyen a erosionar la necesaria confianza médico-paciente, al criminalizar la actuación de profesionales que actúan bajo los principios del rigor científico y la ética médica”.

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En el mismo sentido, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) considera inadecuado, tendencioso e injusto el término “violencia obstétrica” por su fraudulento significado jurídico.

“Los profesionales no tienen intencion de causar daño, intención de herir, usar la fuerza o amenazas contra la mujer embarazada. La praxis inadecuada no debe confundirse de ninguna manera con las expectativas de parto no cumplidas”, informan.

“Tenemos un compromiso absoluto de velar por el bienestar de la mujer. Los procedimientos obstétricos que ustedes, mujeres, puedan considerar excesivos o inadecuados, son acciones o tratamientos basados ​​en el beneficio de la madre… y diré, también, de el bebé”, agrega la ginecóloga al comunicado.

Y aunque algunos compañer@s aconsejan cautela en este asunto, para no crear más alarma, ya que esta divergencia de criterios puede contribuir al deterioro de la confianza profesional hacia la mujer y de la mujer hacia el profesional, no puedo callar“.Dra. Carmen Sala Salmerón

“No puedo quedarme callado ante esta serie de ataques injustificados; ataques que, por otra parte, me producen una gran tristeza, ‘a quejío’, qué diría si viviera en Granada, donde estudié Medicina”, él dice.

“Hace más de treinta años que ejerzo mi especialidad de obstetricia y puedo decir que Nunca, nunca he ejercido ningún tipo de violencia obstétrica.ni verbal ni afectivo, ni mis compañeros que trabajan o han trabajado en mis equipos a lo largo de todos estos años”, reitera.

“El parto en sí mismo es violento y los ginecólogos debemos dedicarnos, y lo hacemos, a corregir en lo posible esta violencia física, una violencia que la naturaleza nos ha regalado a las mujeres durante el parto”, dice con cierta ironía.

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Y como conclusión de este videoblog reivindicativo de la honorabilidad de toda una profesiónla obstetra Carmen Sala aporta dos anécdotas profesionales de las que nos pide extraer el mejor epílogo posible, aun sabiendo que su enorme realismo “podría molestar” a unos y otros.

El primero, sobre un parto gemelar, prematuro, de madrugada, con una mujer hipertensa obesa, cuya situación clínica pudo haber generado complicaciones graves ya sea durante el parto o, en su caso, durante la cesárea.

“Preparamos todo el dispositivo al detalle con un larga lista de especialistas dispuestos a trabajar a fondo, como siempre lo hacemos, más aún en este tipo de casos complejos… el quirófano parecía una instalación de la NASA”, dice.

“Después de un tiempo, después del parto, donde no se registraron incidentes reseñables, lo único que nos dijo en consulta fue que estaba muy contenta porque mi hijo -que también es ginecólogo- era muy cariñoso con ella”.

El segundo recuerda un nacimiento en plena Navidad.

“Estaba de vacaciones en una estación de esquí con mi familia y llamaron al Dr. Carlos Amselemmi marido, para un parto”, dice.

“Tuve que dejar a mis hijos, en ese momento muy pequeños, en el apartamento. Cogimos el coche y volamos por las carreteras heladas… Pensé que no lo contábamos. Llegamos a la clínica alterados”, narra. .

“Al terminar la intervención, que se desarrolló con total normalidad, la señora se volvió hacia la matrona y le dijo: la doctora Amselem no ha sido muy cariñosa conmigo”.

“Espero haber desarrollado este tema, que se me ha hecho muy difícil, y espero no haber ofendido a ninguna de esas mujeres que escriben ‘el parto es mío’. Y espero, en nombre de todas mis colegas ginecólogas, que He contestado de forma natural y amable sobre algo incuestionable:

“NO SOMOS VIOLENTOS, AUNQUE EN ALGUNAS OCASIONES NO PODEMOS SER MUY CARIÑOSOS”

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